La región del centro de las tres huastecas donde se unen los estados de Veracruz, Hidalgo y San Luis Potosí, ha estado habitada desde hace más de 3 mil años por grupos que dejaron su herencia genética, tradiciones, vestigios en piedra, y caminos rurales que unen los mercados regionales con rancherías, pueblos y ciudades.
Esta región cálida, bañada por grandes ríos y decenas de arroyos, está cubierta por vegetación tropical por donde cruzan miles de caminos, veredas y senderos, que han sido usados para comunicación y venta o compra de productos. Estos caminos rústicos, antaño fueron llamados Caminos Reales o “de herradura”, y ahora se consideran Caminos Rurales Municipales, accesibles y alejados de las carreteras asfaltadas.
Los caminos huastecos han sido recorridos durante milenios a pie, después por varios siglos en caballos, mulas y burros, y ahora muchos se recorren en autos; pero sigue siendo grato recorrer estos caminos rurales y vecinales, bajo los robustos árboles de ceiba, palo rosa, cedro, chaca, amate, chijol, volantín, chicozapote, y cientos más.
Aquí cuando llegamos a un poblado, encontramos comida sabrosa, desde el enorme zacahuil hasta los pequeños tamales de elote, frijol, pollo o cerdo; y nunca faltan las enchiladas verdes o rojas con queso fresco, frijoles negros con epazote, adobo picoso, cecina de res, barbacoa, pollo en ajocomino, bocoles, y otras delicias huastecas.
En la región aunque no haya grandes celebraciones, la música es motivo de alegría para todos: en las reuniones familiares, los eventos sociales y las fiestas patronales, siempre está presente el canto de los huapangueros o la música de las Bandas de Viento. Ésta es tierra de tradiciones ancestrales, como los días de Semana Santa, el fin de año o el Xantolo donde grupos de disfrazados celebran a sus muertos.
Y, aunque muchos paisanos han tenido que vivir lejos de su tierra, migrando para buscar un mejor futuro, superarse en los estudios o el trabajo; siempre han tenido las puertas abiertas para regresar a disfrutar del calor ambiental, y de aquel que anima a convivir con amigos o familia, con alguna bebida refrescante o un trago de aguardiente.
Aquí locales y foráneos, todos son bienvenidos, porque cada ranchería, pueblo o ciudad, celebra fiestas familiares, convivios amistosos o al santo patrono, con comida, música y baile. Por eso estos caminos ahora más accesibles y en mejores condiciones, han servido para bien y acercar a todas las personas.