Desde los tiempos del lejano Paleolítico, cuando el hombre daba forma a la piedra con otra piedra e inició el empleo de armas de rocas talladas, pronto hizo garbados en roca, hueso y madera, hasta pasar a representar en piedra la figura humana femenina como un halago a la fertilidad, eso hace unos 30 mil años. Así, poco a poco surge la necesidad de esculpir, primero con materiales sencillos como piedra, barro y madera, depués siguió el hierro, bronce y marmol, hasta llegar al yeso, plastilina, plástico, fibra de vidrio, cemento, el agua y la luz. La escultura (del latín scultura) es una de las Bellas Artes y representa una obra tridimensional, la cual básicamente tuvo la función de un uso inmediato, después paso a ser ritual, mágica, funeraria y religiosa, lo cual con el tiempo ha ido cambiando con la evolución histórica, hasta adquirir una funcionalidad estética u ornamental, que puede ser duradera o efímera. Actualmente cumple una función de adorno, símbolo, para honrar a héroes patrios, personajes populares; asimismo, puede representar la figura humana, reproducir artísticamente a plantas, animales o figuras diversas.
El monumento (monumentum o recuerdo, deriva del latín) corresponde a una obra con gran valor estimativo para determinadas personas, y de tener vocación pública; aunque originalmente este nombre se aplicaba a las estatuas y sepulcros hechos en memoria de algún personaje o un acontecimiento relevante, con los siglos, su uso se fue extendiendo y llego a comprender cualquier construcción que tuviera algún valor artístico, histórico, arqueológico o arquitectónico, aunque estuviera ubicada en un ambiente urbano o aislada en el medio rural; no obstante, su función primordial es la visibilidad, hasta llegar a considerarse un símbolo del lugar; en la actualidad, la mayoría tiene gran volumen o tamaño, está muy ligada a la arquitectura y el empleo de variados materiales constructivos y artísticos, además, es visible a gran distancia. Entre estos destacan los monumentos históricos destinados a celebrar los triunfos o la audacia de un personaje, otras veces aportan un mensaje del pasado para las generaciones futuras, así las obras monumentales de países como México, son un testimonio de sus tradiciones e historia.