El mayor productor de flores y verduras, hogar de cientos de coloridas trajineras y sede de concursos de belleza como la Flor más bella del ejido y el Capullo de primavera, es Xochimilco, un antiguo pueblo semiacuático ubicado en el sur de la ciudad de México; después de cientos de años, continúa como un reducto de canales, chinampas y tierras fértiles, que se remonta a un pasado prehispánico desde el siglo XIV a.C como un prodigio de la ingeniería hidráulica y agrícola, que alcanzó su máximo florecimiento en tiempos del imperio Mexica. En esta tierra florida, Atlahuicatl, 3er Señor de los Xochimilcas estableció el culto a Xochiquetzal, Diosa de las Flores, del Bien Querer y Flor de Pluma Rica, era la personificación de la belleza, el amor, y patrona de las labores domésticas y las cortesanas. También era adorado Xochipilli: Príncipe de las flores, Señor del Amor, los Bailes, los Juegos y el Verano. Hoy los chinamperos procedentes de una docena de pueblos como Santiago Tepetlapa, San Mateo Xalpa, San Luis Tlaxialtemalco y una decena más alrededor de esta cuenca, rendían culto a las diosas del agua y las plantas que eran parte de su cosmovisión, pues desde entonces cultivaban las flores más bellas para los templos y palacios de Tenochtitlán.
Xochimilco significa “Lugar donde se cultivan Flores” o “Lugar de la sementera florida”, es un lugar turístico con atractivos únicos como los Festivales de La Llorona, El Nahual, Retorno al Mictlán y otros; no obstante, destacan sus chinampas o islas artificiales, que durante siglos han alimentado y adornado a la ciudad de México con canales de 2 a 35 metros de ancho y hasta 2 Km de longitud. Aquí surgió una ancestral tradición que, desde hace 300 años continúa vigente: el antiguo y tradicional festival de La Flor más Bella del Ejido, que su versión actual durante abril de cada año, enmarca el misticismo de la antigua diosa, la Flor-Mujer, la Fertilidad, la Madre Tierra y el símbolo de belleza de este lugar de historia y abundancia. También, desde hace dos décadas, se realiza el Concurso Infantil Capullo de Primavera; y se llevan a cabo los Concursos: La Florecita de la Chinampa y La Canoa Alegórica. En todos estos festivales, lo más llamativo son los trajes típicos bellamente bordados y con espectaculares adornos florales portados por cada participante, así como coloridos tapetes de flores en cada trajinera.
Es el punto ideal para paseos semanales sobre las más de 300 tradicionales Trajineras, Chalupas, Acalis o Canoas, ubicadas en 10 embarcaderos como el Acalote o Nativitas, Nacional, Cuemanco, Apatlaco, Tezhuilotl, y los chicos denominados “Apantle”; estas lucen adornadas con flores naturales o de papel, con las cuales se navega por varios canales, donde el remero usa un largo palo y conduce lenta pero hábilmente entre sinuosos canales y junto a cientos de embarcaciones de todos tamaños; cerca navegan vendedoras de sopes, gorditas y quesadillas, en otras ofrecen bebidas, elotes y postres, y unas más llevan al Mariachi, Marimba o Norteños. Desde finales del siglo XIX lucen al frente de la colorida embarcación el nombre de la novia, mamá o abuela, y aquí empezaron los paseos dominicales como punto de reunión de amigos y familiares. Así es Xochimilco, con sus coloridos mercados de plantas y flores, frutas y verduras, comida y artesanías, que desde 1987 destaca como sitio Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, y se considera la “Venecia de México” que ahora nos toca conocer, proteger y conservar.
Anécdota de David Díaz (exeditor de revistas Amura y Donde Ir de Viaje): hace unos 4 años, por el año 2010, recuerdo que era un sábado, pues fuimos a la celebración de la Flor más Bella del Ejido en Xochimilco, al sur de la Ciudad de México; ya estaba oscuro, pues eran como a las 7 PM; llegamos por el Embarcadero Nativitas y su mercado de artesanías; ya en el estacionamiento, caminamos hacia el evento, nos llamó la atención que arriba en el cielo flotaba un círculo de colores, muy llamativo de tonos amarillos y dorados, parecía fuego, sin centro y girando, estaba poco más arriba de los árboles, no muy lejano y silencioso; voló hacia las zona de los canales y se fue girando no lo puedo confundir con algo conocido; no era globo, avión o helicóptero, y entonces pensé que sí hay algo más ahí afuera: para mi era un Ovni.